Paraguay cuenta con la segunda inflación más baja del continente y una política económica que se revela independiente del poder de turno. Así, se ofrece como una tierra de oportunidades para las inversiones inmobiliarias
En los últimos años, la economía paraguaya fue una de las que más y mejor creció en la región, logrando un sostenido incremento del 5% anual.
Luego de que trascendió públicamente que Paraguay reabriría gradualmente sus fronteras, cerradas como parte de las medidas adoptadas por el gobierno de Mario Abdo Benítez para contener el avance del coronavirus, cientos de argentinos comenzaron a contactarse con inmobiliarias argentinas para solicitar asesoramiento sobre el mercado inmobiliario del país vecino.
Paraguay ha logrado una disociación entre el poder político de turno y las medidas macroeconómicas que se han ido aplicando a lo largo de los últimos tiempos. La independencia de su banco central está comprobada: está manejado por “profesionales” con estudios en las mejores universidades del mundo en el rubro económico y financiero.
En este contexto, Paraguay se revela como una “destino preferido” ó “tierra de oportunidades” para quienes quieran invertir. Con casi 7 millones de habitantes, la economía paraguaya es pequeña y abierta, y da oportunidades para quienes deseen llevar adelante inversiones inmobiliarias.
Motivados por la exención de impuestos que promueve el Gobierno y personas radicadas en distintas partes del mundo que buscan un lugar donde colocar sus ahorros y adquieren inmuebles dadas las altas tasas de rentabilidad, que rondan entre el 6% y 8% anual en dólares.
Dicen que Asunción es la ciudad más elegida ahora por los argentinos para invertir, y sostienen que una de las principales razones es su cercanía a Buenos Aires. “El perfil del comprador suele ser el del pequeño y mediano ahorrista cuyo objetivo es obtener una renta fija en dólares”.
En general, el grupo de compradores está compuesto por argentinos o ciudadanos de otras nacionalidades que radican en distintas partes del mundo y, con el objetivo de “deslocalizar sus ahorros”, invierten en el país vecino.